El índice ISM manufacturero muestra signos de recuperación en diciembre
La contracción del sector manufacturero estadounidense continúa incluso en el último mes de 2023. Sin embargo, lo único positivo es que la velocidad del declive se ha ralentizado debido a la mejora del empleo en las fábricas y al aumento de la producción.
Según la encuesta del ISM, la lectura del PMI alcanzó los 47,4 puntos en diciembre de 2023. En los dos meses anteriores, la lectura se mantuvo estancada cerca de 46,7, lo que sugiere que diciembre trajo un cambio positivo.
El ISM muestra 14 meses de contracción
A pesar de la reciente mejora, el sector manufacturero de EE.UU. sigue en fase de contracción. Hace casi un año y dos meses que la industria retrocede. La larga duración la convierte en una de las fases de contracción más prolongadas, sólo vista por última vez entre 2000 y 2002.
Las previsiones de los analistas de terceros arrojaban una lectura de 47,1, pero la lectura real llegó con un cambio de +0,3. Aunque se trata de un cambio positivo, algunos expertos creen que la encuesta ISM debe evaluar con precisión la debilidad del sector manufacturero.
Aún hoy, el sector manufacturero sigue representando alrededor del 10,03% de la economía estadounidense. Por tanto, cualquier contracción en este sector también se correlaciona directamente con una ralentización de la economía estadounidense.
Si nos fijamos en las cifras de producción, siguen siendo débiles a pesar de la evolución positiva. Sin embargo, la velocidad del descenso ha disminuido en los últimos meses.
La economía estadounidense sigue siendo fuerte y mostró un crecimiento del 4,9% durante el tercer trimestre (anual). Para el último trimestre, las estimaciones del PIB se acercan al 2%, que es una buena cifra.
La producción de las fábricas también ha mejorado, ya que alcanzó una lectura de 50,3, frente a una lectura anterior de 48,5. De cara al futuro, un descenso de los niveles de existencias mejorará aún más la producción de las fábricas estadounidenses.
El descenso de la demanda también se ha traducido en una bajada de los precios de los productos, ¡lo que sugiere que la deflación sigue en marcha!
Si comparamos el PMI estadounidense con el chino, queda claro que al banco central estadounidense aún le queda mucho trabajo por hacer.