La inflación subyacente del Reino Unido se mantiene
Tenemos los últimos datos de inflación del Reino Unido, y no pintan un buen panorama para la economía. Según los datos disponibles, el IPC del mes de diciembre fue del 10,5%. Esto se produce en un momento en que los consumidores gastan más debido a la temporada de vacaciones, a pesar del alto coste de la vida.
Según los datos de la Oficina Nacional de Estadística, el IPC del mes aumentó un 0,4%. Como resultado de este aumento, la tasa de inflación anual en el Reino Unido es ahora del 10,5% en lugar del 10,7%. Para la mayoría de los economistas, estos datos de inflación fueron similares a sus propias conclusiones, por lo que no hay sorpresa para los mercados.
La inflación subyacente sigue siendo fuerte
Las últimas lecturas han revelado que la lectura de la inflación experimentó un pequeño descenso debido a la bajada de los precios de los carburantes. En otras palabras, la inflación real sigue siendo fuerte en el Reino Unido.
El IPC subyacente no incluye el hecho de que los precios de los alimentos y los carburantes aumentaron un 0,5% este mes, tras haber subido un 0,3% en noviembre. Esto significa que la inflación subyacente anual se sitúa en torno al 6,3%.
Sin embargo, no olvidemos que el Banco de Inglaterra había fijado un objetivo de inflación del 2%. Así pues, una lectura del 6,3% sigue siendo tres veces superior al objetivo del banco central.
Esta lectura de la inflación se produce en un momento en el que se informa de que los supermercados del Reino Unido han registrado un saludable aumento de las ventas durante la temporada de vacaciones.
El mayor incremento se registró en las ventas de comestibles, que aumentaron un 12% respecto al año pasado. Esto es un indicio de que la gente aprovechó los descuentos de la temporada navideña para abastecerse de comestibles.
Si combinamos los datos de inflación con la solidez del mercado laboral británico, vemos que los salarios también aumentan a buen ritmo. De hecho, no se había visto un ritmo tan rápido en los últimos 20 años, si excluimos los años de pandemia.
En conjunto, la situación actual ha dificultado que el Banco de Inglaterra ralentice su ciclo de subidas de tipos.
